La presión arterial es la fuerza o tensión que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos y, por tanto, uno de los principales signos vitales a tener en cuenta dentro de un estilo de vida saludable.

La presión o tensión arterial (en unos países se usa más un término que otro, aunque ambos se refieren a lo mismo) es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias mientras se mueve por el cuerpo. La tensión arterial se mide en dos números: el número superior (sistólico) se refiere a la presión arterial durante la contracción del corazón, mientras que el número inferior (diastólico) es la presión arterial durante el período de descanso entre latidos. Es importante recordar que tanto la presión arterial alta como baja pueden tener graves consecuencias para la salud. Si crees que puedes tener un problema de presión arterial, es importante que consultes a un médico para que te evalúe y determine si necesitas tratamiento o cambios en tu estilo de vida.

Tipos de presión arterial

Por tanto, existen dos tipos de presión arterial: la presión arterial sistólica y la presión arterial diastólica.

  • La presión arterial sistólica (el número superior) es la presión que se produce cuando el corazón late y bombea la sangre hacia las arterias.
  • La presión arterial diastólica (el número inferior) es la presión que se produce cuando el corazón está en reposo entre los latidos.

Ambos valores son importantes y deben ser evaluados en conjunto para determinar si una persona tiene una presión arterial normal o alta.

¿Cómo se mide la presión arterial?

La presión arterial se mide con un dispositivo llamado esfigmomanómetro o tensiómetro, que consta de un manguito inflable y un manómetro. El manguito se coloca alrededor del brazo y se infla hasta alcanzar una presión por encima de la presión sistólica esperada. Luego, se libera lentamente el aire del manguito mientras se escucha el sonido del flujo sanguíneo en la arteria, lo que permite medir tanto la presión arterial sistólica como la diastólica.

¿Cuáles son los valores normales de la presión arterial?

La presión arterial normal en personas adultas se define como una presión sistólica de menos de 120 y una presión diastólica de menos de 80. Esto se indica como 120/80 mm Hg. En cambio, se entiende como presión arterial alta (hipertensión) cuando uno o ambos números de la presión arterial son superiores a 130/80 mm Hg, de forma habitual y no esporádica.

Riesgos asociados a la presión arterial alta

La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, puede tener graves consecuencias para la salud, ya que aumenta el riesgo de padecer diferentes tipos de enfermedades. Los riesgos asociados a la presión arterial alta, entre otros, incluyen:

  • Enfermedades cardiovasculares: La presión arterial alta puede provocar el estrechamiento y endurecimiento de las arterias, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardíaca.
  • Enfermedad renal: La presión arterial alta puede dañar los pequeños vasos sanguíneos en los riñones, lo que puede provocar una disminución de la función renal e incluso la insuficiencia renal.
  • Daños en la retina: La presión arterial alta puede dañar los pequeños vasos sanguíneos en la retina del ojo, lo que puede provocar problemas de visión e incluso la ceguera.

¿A qué se debe la hipertensión?

La hipertensión arterial, también conocida como presión arterial alta, se debe a una combinación de factores de riesgo, como son:

  1. Genética: Existe una evidente tendencia familiar en la hipertensión arterial. Si tus padres o familiares cercanos tienen hipertensión, es posible que tengas mayor riesgo de desarrollarla.
  2. Estilo de vida: Los hábitos de vida poco saludables, como una dieta alta en sodio y grasas saturadas, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, pueden aumentar el riesgo de hipertensión.
  3. Edad: La presión arterial tiende a aumentar con la edad debido al envejecimiento de los vasos sanguíneos y la disminución de la elasticidad de las arterias.
  4. Enfermedades: Algunas enfermedades como la diabetes, la apnea del sueño, las enfermedades renales y las enfermedades cardiovasculares pueden aumentar el riesgo de hipertensión.
  5. Factores psicológicos: El estrés crónico y la ansiedad pueden contribuir a la hipertensión arterial.

Es importante señalar que la hipertensión arterial es una condición grave que puede llevar a complicaciones como enfermedades cardiovasculares, enfermedades renales y accidentes cerebrovasculares. Por lo tanto, es importante mantener un estilo de vida saludable y realizar controles regulares de la presión arterial.

Riesgos asociados a la presión arterial baja

Aunque no suele ser tan alarmante, también existen algunos riesgos asociados a la presión arterial baja, como por ejemplo:

  • Desmayos: Cuando la presión arterial es demasiado baja, puede disminuir el flujo de sangre y oxígeno al cerebro, lo que puede provocar desmayos o mareos.
  • Falta de oxígeno en el cerebro y otros órganos: Si la presión arterial es demasiado baja, puede disminuir el flujo de sangre y oxígeno al cerebro y otros órganos, lo que puede provocar daño cerebral y otros problemas de salud.
  • Insuficiencia cardíaca: La presión arterial baja puede hacer que el corazón tenga que trabajar más para suministrar suficiente sangre al cuerpo, lo que puede provocar insuficiencia cardíaca.

¿A qué se debe la hipotensión?

La hipotensión arterial, también conocida como presión arterial baja, se debe a una disminución de la fuerza con la que el corazón bombea la sangre y/o una disminución de la resistencia vascular periférica, es decir, la resistencia que ejercen los vasos sanguíneos a la circulación de la sangre. A continuación, citemos algunas de las causas más comunes:

  1. Deshidratación: Cuando el cuerpo pierde una gran cantidad de líquidos y sales debido a la sudoración excesiva, la diarrea, el vómito o la falta de ingesta de líquidos, la presión arterial puede disminuir.
  2. Medicamentos: Algunos medicamentos, como los utilizados para tratar la hipertensión arterial, los antidepresivos, los diuréticos, los sedantes y los analgésicos opioides, pueden disminuir la presión arterial.
  3. Problemas cardíacos: Las enfermedades cardíacas que afectan la capacidad del corazón para bombear la sangre, como la insuficiencia cardíaca o las arritmias, pueden provocar hipotensión.
  4. Trastornos endocrinos: Los trastornos endocrinos, como la enfermedad de Addison, el hipotiroidismo y la diabetes, pueden causar hipotensión.
  5. Reacciones alérgicas: Las reacciones alérgicas graves, como la anafilaxia, pueden provocar hipotensión.
  6. Problemas neurológicos: Las lesiones de la médula espinal, la enfermedad de Parkinson y otros trastornos neurológicos pueden causar hipotensión.

Es importante mencionar que la hipotensión también puede ser un efecto secundario de una variedad de condiciones médicas y enfermedades. Si experimenta síntomas de hipotensión, como mareo, debilidad, fatiga y confusión, consulte a su médico para determinar la causa subyacente y recibir tratamiento.

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¿Qué es la presión arterial?